28 de Marzo de 2024

Todavía están frescas las frases de la reciente campaña presidencial declarando que “México necesita un nuevo rumbo” y en medio de una guerra declarada en contra de la delincuencia y que mantuvo a la sociedad agazapada bajo una lluvia de balas, sangre y muertos, la expresión logró que muchos vieran como necesario el “nuevo rumbo”.

Si le agregamos una enfática promoción mediática de los contrincantes políticos del gobierno en turno, criticando todo: la estrategia, los operativos, los daños colaterales, los gasolinazos, etcétera, resultó contundente la necesidad del “nuevo rumbo”.

El resultado del proceso electoral definió el cambio de estafeta y con ello el inicio del “nuevo rumbo”.

Muchas cosas han cambiado de ese momento a la fecha; con una estrategia diseñada con base a la aprobación de las reformas estructurales y a partir de ellas todo un futuro promisorio lleno de cosas buenas para todas las clases sociales.

Conforme se fueron dando las aprobaciones a las Reformas en el Congreso Federal, comenzaron las reacciones. Algunas perfectamente entendibles, como es el caso de la reforma laboral que modificó varios esquemas que habrían generado muchos vicios y poca productividad, pero como las costumbres se hacen leyes, estos cambios generaron crítica y molestia.

La reforma educativa generó la mayor manifestación callejera ante los criterios laborales que contiene la nueva Ley, que marcaron una clara afectación a los derechos de los trabajadores, por la desaparición de algunos privilegios que se adjudicaron los sindicatos y que abusaron de ellos, lesionando a todo el sistema educativo nacional y a la población estudiantil. La reforma no aplicó una estrategia quirúrgica directamente al problema (los sindicatos) y pensó que con el encarcelamiento de su entonces lideresa era suficiente. Arrasaron con todo el magisterio cual si éste fuera un virus mortal que debiera ser aniquilado.

Aunque la reacción de los maestros fue “controlada” con el deterioro mediático de la figura del “pobresor” convertido ahora en “vándalo”, para justificar las brutales agresiones de la fuerza pública en su contra; además del agravio económico ejercido por la propia Secretaría en contra de los que “abandonaron sus aulas”, finalmente éstos fueron “controlados” o “sometidos”, pero lejos están del convencimiento y aceptación de la llamada Reforma Educativa.

La Reforma Hacendaria trae su propio ingrediente, con una clara estrategia de ampliar la recaudación fiscal y las facultades de fiscalización de los contribuyentes cautivos, además de incorporar a quienes operan en la informalidad. Esto suena bien; el problema es el cómo lo pretenden hacer. Porque se pretende que todos los contribuyentes del país utilicen la tecnología para el cumplimiento de sus nuevas obligaciones.

Todos es una intención ofensiva, ya que el SAT ignora completamente que en nuestro país sólo el 29.54% de los hogares tiene acceso a la computadora e internet y que 186 de cada mil habitantes está en esa condición. Miles de personas adultas, sin importar su nivel de escolaridad, están en un grave problema por su desconocimiento del uso de la tecnología y su primera reacción está siendo el cerrar sus pequeños negocios. La economía del país ya lo está resintiendo.

Otros muchos miles más de personas en condiciones de marginalidad ni idea tienen de con qué se come eso de las computadoras y su limitante los hace preferir la economía informal.

La reacción del SAT está siendo en el sentido de amenazar con la aplicación de multas que van hasta los 69 mil pesos y si esto empieza a levantar polvo, el riesgo es que los miles de empresarios de micro y pequeñas empresas, más sus trabajadores, podrían levantarse en acciones de repudio y reclamo ante lo que representa un acto de injusticia que lesiona y mata las empresas y los empleos.

Aparecieron los del Politécnico Nacional en una reacción que no tiene nada que ver directamente con las reformas pero sí con su política interior y con manifestaciones callejeras de miles de estudiantes, pusieron una muestra clara de que la sociedad ya no está dispuesta a “aguantar” callada todas las disposiciones emanadas de ese “nuevo rumbo”. La respuesta no tardó mucho.

Ahora está en el escenario el lamentable hecho de una criminal acción policiaca en contra de estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero, que destapa otras criminales acciones de exterminio oficial o delincuencial, al aparecer muchas fosas clandestinas con cuerpos humanos que forman parte de las listas de personas desaparecidas y lloradas por muchas familias que hoy claman por justicia.

Ya hay brotes violentos que reflejan el hartazgo que ocasiona la impunidad. El reclamo social se está multiplicando; son demasiados acontecimientos negativos en contra de la sociedad mexicana. Todos con poca respuesta oficial y con pocos resultados en cuanto a la impartición de justicia se refieren.

Esto debe resolverse ya, no podemos ni siguiera intentar minimizar lo ocurrido, porque definitivamente esto no parece ser el “nuevo rumbo” que los mexicanos deseamos. Ese es mi pensamiento.