19 de Abril de 2024

El inusitado crecimiento que han experimentado numerosas poblaciones del país debido a un aumento a veces paulatino y en otras ocasiones abrupto, en el número de sus habitantes, han ocasionado serios problemas a las autoridades gubernamentales, sobre todo a las municipales puesto que algunos residentes en esas zonas, se asientan en extensiones territoriales irregulares. No obstante que en no pocas ocasiones son invasores es decir, personas que poseen porciones de tierra sin un justo título, en donde han edificado sus viviendas, reclaman la dotación de servicios, tales como: agua, energía eléctrica, drenaje, pavimento, banquetas, parques y jardines, centros de salud, escuelas y otros muchos servicios urbanos y que las autoridades generalmente carecen de recursos económicos para proporcionarlos.

Esos asentamientos humanos irregulares llegan a ser en ocasiones sumamente extensos en áreas territoriales y en población; en estos casos, no tienen más remedio las autoridades gubernamentales, que buscar la forma de regularizar esos asentamientos, mediante la titulación de las porciones de tierra que cada colono llega a ocupar. Conjuntamente con ello, haciendo no pocos esfuerzos y con apoyos sustanciales de la Federación y de los gobiernos de cada estado, se empiezan a introducir servicios a los citados asentamientos.

La regularización de esos predios se llega a dar frecuentemente, en condiciones que no debieran ser procedentes, porque esas porciones de territorio carecen de vocación para que ahí se asienten viviendas, porque generalmente esas extensiones pertenecen a cauces de ríos, arroyos, lagunas o vados, que en temporada de lluvia llegan a acumular masas pequeñas o grandes de agua, ocasionado problemas a veces, muy graves a los residentes. En efecto, en esos casos, las autoridades municipales deberían desde un principio, evitar esos asentamientos, impidiendo la edificación de viviendas. Al no hacerlo oportunamente, en caso de una temporada intensa de lluvias o de una perturbación ciclónica –cuando esos asentamientos se dan en ciudades de cercanas a las costas-, los daños a los habitantes no se hacen esperar. Las consecuencias de esa imprevisión cuestan frecuentemente a los diferentes órganos de gobierno  cuantiosas sumas de dinero, que se toman de los presupuestos públicos.

Los casos que recientemente se han dado en diversas poblaciones de Tabasco, Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Quintana Roo, y más recientemente en Baja California Sur, son ejemplos de la abulia y descuido gubernamental al permitir- actuando pasivamente ante el problema-, la fundación y crecimiento de asentamientos humanos irregulares. En efecto, nos enteramos que en cabo San Lucas y en San José del Cabo, con motivo del huracán que recientemente azotó esa región, los habitantes de esos asentamientos irregulares, fueron los más dañados por el meteoro. Tal situación es explicable, porque son generalmente posesionarios, que construyen en una porción de terreno casas endebles de madera, cartón y lámina, que carecen de servicios urbanos y que consecuentemente, por su enorme fragilidad, están expuestas a recibir daños severos en caso de una afectación por la presencia de fenómenos naturales, con un alto costo para las autoridades federales, estatales y municipales, que no supieron o no pudieron detener a tiempo el crecimiento de esas zonas habitacionales de alto riesgo.

En Tuxpan ya existen varios asentamientos humanos irregulares. Son sobre todo notorios, los que han venido surgiendo de hace pocos años a la fecha, en terrenos cercanos a la playa, a la Laguna de Tampamachoco, y a los esteros de La Calzada, de Juana Moza, del Ejido Banderas y del de Boca del Monte. Es tiempo de hacer los estudios de factibilidad para verificar si en esas extensiones territoriales, es posible la construcción de viviendas; aún es tiempo de verificar la tenencia legal de la tierra por parte de los colonos y en su caso, autorizar la fundación de esos asentamientos.

No hacer lo anteriormente señalado, y permitir que el problema siga creciendo, será tal situación una especie de bumerang que regrese cargado de problemas para las instituciones gubernamentales, por no haber hecho oportunamente su trabajo. En efecto, tan pronto se presente el primer huracán de cierta magnitud en nuestras costas, los daños que eventualmente puedan experimentar los habitantes de esas zonas, alcanzarían desgraciadamente una magnitud considerable. No deseamos ni esperamos esto para nuestros habitantes de esta ciudad, pero desgraciadamente, las amargas experiencias recientemente sufridas en otras latitudes de nuestro territorio, nos obligan a elevar una voz de alerta.

Con motivo del ya inminente progreso económico que está experimentando nuestra ciudad, y debido además a la inauguración de la autopista, que nos ha acercado en tiempo de recorrido a la ciudad de México, y a todas las poblaciones por las que atraviesa la citada autopista, es factible –dicho por expertos-, que el número de habitantes crezca en forma acelerada en pocos años; esto desde luego, agrava la situación y el negro futuro de los asentamientos irregulares, si no se hacen las correcciones procedentes. Aún estamos a tiempo. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, las direcciones de Protección Civil, La Secretaría de Marina, la de Desarrollo Social, la de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, la Administración Portuaria Integral de Tuxpan, deben hacer cada una, la parte que les corresponde en la solución de este crucigrama que se está planteando.

Por otra parte, las autoridades deben hacer los estudios correspondientes de las reservas territoriales que abundan afortunadamente en el municipio, a fin de que se construyan y pongan a la venta nuevos fraccionamientos y colonias, para albergar a los nuevos residentes (se calcula que en cinco años, podrían venir a residir entre sesenta y cien mil nuevos pobladores).

Las autoridades municipales deben ponerse las pilas y comenzar –ya-, a trabajar en un plan de corto plazo, en la creación de un importante proyecto de crecimiento de la ciudad, que debe abarcar obras completas de urbanización (calles y avenidas, servicios de agua, energía eléctrica, banquetas, escuelas, parques, jardines, centros comerciales, de salud,  parques deportivos e inclusive, panteones.

Es tiempo de interesar a inversionistas privados para que vengan a Tuxpan a poner a trabajar su dinero, construyendo fraccionamientos en beneficio de la colectividad, por virtud de que el crecimiento de esta bella ciudad, ya no lo detiene nadie.