28 de Marzo de 2024

Manuel Zepeda Ramos

Realidad. Mientras el Presidente de la República promulga el lunes pasado el último eslabón secundario de la gran transformación estructural en su gobierno con la aprobación y enmienda correspondiente por parte del Congreso de la Unión, y los cambios inmediatos y evidentes como consecuencia no se hacen esperar -la ronda 0 da ya sus primeros resultados puntuales anunciados y no son simples-, los partidos adversarios al PRI están inmersos en el desprestigio y las contradicciones como pudiera pasar en cualquier sociedad de alumnos de la Secundaria o la Preparatoria.

Mientras ya se empieza hablar públicamente en voz de los autorizados acerca de las responsabilidades de extracción de PEMEX y su territorio asignado que implica la explotación del 81% de las reservas existentes, el PRD tiene guardadas en el Senado de la República, en cajas amontonadas en el salón de los trebejos, los resultados de su “consulta popular” que rechazaría la Reforma Energética porque implica regalar la nación a los intereses imperiales y que debería mandarla al INE -el nuevo IFE-, para su desahogo correspondiente pero no lo ha hecho y ni lo va a hacer, dicen los enterados, porque está llena de contradicciones, actas duplicadas y otras falsas por falta de quórum, por la que no pasaría ninguna norma de calidad, lo que quiere decir, en español claro, que el INE las rechazaría por improcedentes y mentirosas, ante el bochorno mediático que podría desatar.

 

Mientras el Banco Santander anuncia una inversión de 65 mil millones de pesos para proyectos de infraestructura energética en México, destinados principalmente a la CFE y PEMEX y el invento de don lázaro está preparado ahora en la modernidad para operar como una empresa mexicana competitiva en la extracción de hidrocarburos y su comercialización, el partido que ejerció la presidencia de la República por 12 años está en una riña interna inimaginable, vergonzosa,  enseñando videos que no dicen nada,  producto del fuego amigo evidente, pero queriendo darle un tinte diferente que no lo tiene.

Contraste lamentable.

Estamos inmersos ya en una competencia democrática a la que llegamos después de años y de mucho esfuerzo de inteligencias que crearon mecanismos para ello, tropiezos y experiencias a costa de dolor y frustraciones.

La construcción de una nación la deben de  hacer todos los que la habitamos, en diferentes posiciones y trabajos. La nación es un gran conjunto universal integrada por sub conjuntos que deben de operar relacionados y en tranquilidad.

En la pluralidad las inteligencias fluyen y las ideas alimentan.

En algunos momentos, producto de las circunstancias y el desenvolvimiento positivo o negativo de una nación en su accionar de gobierno, los partidos pierden en las urnas el poder que no supieron sostener y conservar, formándose la cadena histórica del desarrollo de la democracia acorde con los resultados de gobierno.

Así funciona una república democrática.

México, como república democrática que es, necesita de la pluralidad. Es el mejor escenario de la convivencia pacífica en donde se pueden manifestar pacíficamente las posiciones ideológicas de los conglomerados humanos.

Son los partidos políticos los que aglutinan esos sentimientos en sus programas de acción y de gobierno. Los ponen en práctica y ofrecen resultados cuando ganan el poder. De su acción depende que obtengan otro período al triunfar en las urnas de la siguiente elección.

Hoy la oposición verdadera, la derecha y la izquierda representativa en México, se encuentra en serios problemas de integración interna que habrá de reflejar en votos sus debilidades palpables.

Eso, para la democracia y para la república, no es sano.

Deberá revisar a fondo, desde ahora, sus planteamientos ideológicos, para que sepa dónde está y para qué sector de la población sirve.

Me temo que en los últimos años la ideología de la oposición en México se ha deteriorado.

El poder sin mirar para quien con sus beneficios correspondiente, se convierte en una acción vacía, sin principios fundamentales, que aleja a los seguidores que esperan resultados para poder crecer.

La oposición tendrá que cambiar. Es urgente.

Mientras tanto, el PRI avanza porque ha trabajado bien y en consenso plural, proponiendo a los mexicanos estrategias nuevas para poder aspirar a un futuro halagüeño para tranquilidad de las próximas generaciones.

 

Contraste inevitable y evidente.